Ahimsa es el primer Yama al que se refiere Patanjali. La No-Violencia. No es casual que se trate del primer aspecto que debemos contemplar en nuestro desarrollo espiritual, pues a través de Ahimsa pasan todas las siguientes etapas del ascenso de la Consciencia. Como un velo que todo lo envuelve, la No-Violencia implica el respeto a cualquier fenómeno que se manifieste en nuestra Realidad. En este artículo veremos algunas claves de Ahimsa. Puede que algunas ideas te resulten extrañas, quizás extravagantes… En cualquier caso, mantén una actitud abierta al respecto, pues cuando escarbamos en determinados aspectos de nuestra realidad, a veces nos encontramos con enfoques que incluso parezcan contraponerse a nuestras propias ideas y principios. Todo requiere su tiempo, su reflexión, su aceptación. Sin más, te presento el primer Yama de los Yoga Sutra de Patanjali: Ahimsa.
Introducción
Somos seres sociales. Esta es una verdad ineludible. El ser humano es social: necesita de la sociedad y la sociedad nos necesita a cada uno de nosotros. Precisamente por este hecho tan obvio, el sabio Patanjali, en la sistematización de la Senda para el desarrollo de la Conciencia Suprema (El Ashtanga Yoga), estableció como primer eslabón la relación que tenemos con todo lo que nos rodea. Sin embargo, nuestro pensamiento dual nos hace creer que nada de esto es así, sino que por un lado está el mundo y por otro lado estoy yo. Como si no formáramos parte de esto, como si no estuviéramos integrados. Siempre hay un Tú y un Yo: tú y yo, el mundo y yo, ellos y yo, mi cuerpo y yo, mi mente y yo… Sin embargo, si te abstraes un poco, te darás cuenta de que la realidad no es dual, sino una sola…
Imagínate que fueras un extraterrestre o un ser de otra dimensión, y que pudieras ver nuestro Sistema Solar desde fuera, como si estuvieras viendo una película. Fíjate en ese conjunto de planetas que giran alrededor de una esfera llamada Sol… Cómo danzan alrededor de ella, cómo cada planeta forma parte del conjunto y todos, a su vez, un sistema armónico, aunque cada uno con sus propias características, pero todos formando parte de ese mismo sistema: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Neptuno, Urano, Saturno… Y luego cada uno de los satélites danzando alrededor de su planeta: la Luna en Danza con la Tierra, la Tierra y la Luna, en Danza con el Sol… Y nuestro Sistema Solar en Danza con la Vía Láctea…
Y ahora imagina que te centras en ese planeta parcheteado que ocupa el tercer lugar en ese Sistema. Asómate y observa qué sucede en su superficie, y en sus profundidades. Puedes ver un sistema totalmente conectado en el que cada elemento, cada ser vivo, cada cosa, cada momento, se encuentra en una profunda interconexión. Te darás cuenta de que la existencia de cada ser vivo es imprescindible para la existencia de otros seres vivos. Que cada elemento que en ella puedes ver: la tierra, el aire, el Sol, el viento, las piedras, los árboles, los colores, los insectos, las personas, los animales, la historia… se encuentra en una relación constante entre unos y otros formando parte de un gran entramado interconectado.
Desde este nuevo punto de vista, en el que te has convertido en algún ser ajeno a este mundo y a este sistema, observarás que cada elemento forma parte de un todo. Que cada uno de esos fenómenos pertenecen a una gran entidad, a un gran sistema. Por eso, cuando una de esas pequeñas unidades interconectadas reacciona de un modo, de manera indefectible, afectará a todo el sistema. Por eso, lo que sucede aquí y ahora, cualquier gesto que hagas, digas o pienses, afecta a todo el sistema. Esto para una de esas pequeñas personitas –que puedes ser tú- quizás no sea tan evidente, sin embargo, para el extraterrestre, es una obviedad absoluta… Sin embargo, pensamos que vivimos en una dualidad: que el mundo va por su lado, y que tú vas por el tuyo… como si no estuvieras aquí.
Y partiendo de esta Realidad Máxima, el primer principio que nos propone Patanjali tiene que ver, absolutamente, con la relación que mantenemos con el mundo, y que también somos nosotros: Ahimsa, la No Violencia.
Ahimsa, la No-Violencia: Su significado y sus aspectos
La palabra ahimsa se compone de la partícula a, que significa “no” y del sustantivo himsa, que significa “matar” o “violencia”. Pero, ¿Qué entendemos por No-Violencia? Parece que el significado es sencillo, pero, en realidad, es mucho más profundo que el simple acto de no agredir a nadie.
Cuando nos hablan de ser no-violentos, normalmente solemos evocar la idea de que, obviamente, no podemos solucionar nuestros problemas o acomodar el mundo a nuestros intereses empleando la fuerza bruta o la violencia. A los niños se les enseña a “no pegar a los demás”, a usar el diálogo y el consenso para ello. Sea como sea, no agredas a nadie. No obstante, la mayoría de las veces este consejo se circunscribe a la acción física de dañar a otras personas o semejantes. Sin embargo, ahimsa va mucho más allá de eso.
Ser No-violentos tiene múltiples dimensiones y aspectos y en este artículo vamos a tratar de esclarecer qué es la No-Violencia desde dos prismas diferentes:
La violencia según su tipo, en la que podemos diferenciar tres aspectos:
– La violencia en las actitudes y en las acciones.
– La violencia en las palabras.
– La violencia en los pensamientos.
Y la violencia según el objeto hacia el cual se manifieste, donde distinguimos tres direcciones:
– Hacia nosotros mismos.
– Hacia otros seres.
– Hacia otros fenómenos.
Los tipos de violencia
La mayoría de las veces, ser no-violentos lo circunscribimos a no golpear a alguien cuando hace algo que no nos gusta o nos agrede de alguna manera. Pero no solo existe la violencia obvia y física. Sabemos que también existe la violencia en las palabras: puedes hacer daño a través de tus palabras, comentarios y expresiones, por eso, nos enseñan a controlar lo que decimos, o a entender que si vamos agrediendo verbalmente a otras personas, les hacemos daño y, además, estas pueden responder con la misma agresión.
Como digo, este tipo de violencia es obvio… ¿Pero realmente nos convertimos en seres no-violentos controlando nuestros impulsos?… Yo diría que no… De hecho, podemos ir más allá, y observar un tipo de violencia que solo se manifiesta en nuestro fuero interno: la violencia en el pensamiento.
Observa este Proverbio Árabe:
Fíjate que tu vida está determinada por el pensamiento. En la concepción del yoga, el pensamiento es conisderado como algo material, más sutil que el cuerpo, pero son fenómenos materiales. Un pensamiento va a manifestarse en la realidad de lo tangible, por lo que cualquier cosa que pase por tu mente, de alguna forma, se manifestará en el plano externo de los sentidos. Y esto implica que Ahimsa ha de ir más allá de la mera acción, Ahimsa también ha de estar presente en nuestro pensamiento. Pero veámoslo todo con más detenimiento…
La No-Violencia en nuestras acciones
Esta, quizás, sea la forma más obvia y sencilla de reconocer la No-Violencia. Se trata simplemente de no actuar de manera violenta mediante nuestras acciones. Pero ten en cuenta que esto no solo se aplica a que no respondamos agresivamente a alguien o algo que nos perturba de alguna manera; sino que, además, nuestros gestos, nuestra actitud ha de conservar la paz y la calma. Eso implica cada acción y cada gesto. El hecho de mirar a alguien con odio y con rencor, el hecho de cerrar una puerta de malos modos, o de tirar tu móvil por la ventana porque no funciona, son acciones violentas. Darle un puñetazo a una pared porque eres presa de la frustración, es una acción violenta.
Hemos de aprender a deshacernos de la violencia en cada gesto, en cada acción, para aprender a vivir en paz, para poder desarrollar en nosotros el estado de Yoga. Y en este punto te dirás: “Entonces, cuando algo me enfada o me irrita, ¿he de reprimirme y poner buena cara? ¿Se trata de no enfadarse nunca? ¿De que nada te perturbe? ¿Cómo es eso posible?”… Y para responderte, tendríamos que hablar largo y tendido sobre este hecho, por lo que aquí, solo te daré algunas pinceladas o ideas respecto a este punto, y ya lo desarrollaremos en otro artículo. De manera general, te diré que en esos momentos, puedes ser ira, puedes desatar tu enfado y tu ira, pero bajo una premisa importante: sé consciente de tu enfado y tu ira, no te dejes arrastrar por ella, pero también sé consciente de que ese fenómeno se está produciendo solo y exclusivamente en ti. Nadie lo provoca, solo tú lo provocas: sé ira, pero no actúes como si la ira proviniera de aquello que te frustra. La ira solo procede de ti mismo. El mundo es como es, no podemos cambiarlo, pero tú sí puedes cambiar tu perspectiva del mundo. No lo olvides.
La No-Violencia en nuestras palabras
Las palabras nombran, crean una realidad. Lo que no se nombra, no existe. El insulto es una forma de violencia, está claro. Sin embargo, ¿ser No-Violentos por medio de las palabras implica simplemente no insultar o va más allá? Sí, has acertado, va un poco más allá de lo obvio.
Existen palabras que ofenden, y ya sabemos que no podemos ofender con las palabras, que está mal y es reprobable. Sin embargo, a veces utilizamos palabras que no nos suenan mal, pero construimos textos que dañan incluso más que el mero insulto. Cuando criticas a alguien, cuando repruebas a una persona, cuando te mofas, cuando sacas los defectos de otras personas, cuando empleas un lenguaje agresivo, estás siendo Violento. Tu forma de hablar, tu texto, tus palabras siempre tienen una intención (puede ser positiva, negativa, neutral…). En la comunicación, en realidad, las palabras son como las piezas de un Lego, y en ti está darles forma y significado, darles una intención…
Muchas veces veo imágenes que nos vienen a decir “Soy dueñ@ de lo que digo, pero no de lo que tú entiendes”. Esa no es la realidad de la comunicación. La realidad es que tú eres dueñ@ tanto de lo que dices, como de lo que la otra persona ha de interpretar. Eres responsable de crear un mensaje que no dañe, que evite el daño, y no dejar a la otra persona la responsabilidad de tu mensaje.
La No-Violencia en nuestros pensamientos
Las dos primeras formas de violencia: la de las acciones y la de las palabras son obvias y puede que, con el tiempo, las más fáciles de aceptar y, por ende, controlar. Sin embargo, cuando ya hablamos del pensamiento la cosa parece que se complica… Y te dirás: en realidad pasa por mi fuero interno. El pensamiento es algo que solo me pertenece a mí, ¿acaso en ese plano de mi realidad no puede dar igual qué suceda si solo yo soy consciente de ello? Pues no… En realidad tu pensamiento también puede ejercer una acción violenta. Vuelve a leer el proverbio árabe… Te darás cuenta de que todo comienza precisamente con un pensamiento. Es precisamente la simiente de todo lo anterior: tus palabras comienzan con un pensamiento, tus acciones derivan también de esos pensamientos. Pensar mal, pensar de forma violenta implica no reconocer Ahimsa como el primer pilar básico para tu crecimiento espiritual… Pero, recuerda, nadie dijo que fuera fácil…
¿Cómo puedes evitar tener pensamientos violentos? ¿Cómo puedes controlarlo? Sí, hay formas de domar el pensamiento. Por ejemplo, Patanjali nos hablaba de pensar en lo contrario. Cuando aparece un pensamiento negativo, pensamos justo lo contrario… También podemos observar lo que pensamos, para ser conscientes de ello… Y no dejar que la ira nos arrastre. Con práctica, cada vez aparecerán más momentos en los que tu mente no se deja embaucar por las pasiones bajas de la ira, y eres capaz de mantener una actitud de paz y sosiego.
Las direcciones de la No-Violencia
Las acciones No-Violentas no se circunscriben a la relación con las personas que tienes cercanas, ni con tus semejantes. La No-Violencia va más allá e implica a todas las cosas, todos los fenómenos, todos los seres, todos los momentos y situaciones. Este punto es difícil de asumir y aceptar en nuestra sociedad, pues nos han enseñado que el mundo es nuestro y que la razón también, por lo que a veces nos es complicado empatizar, compartir la realidad de otros momentos y otros seres.
La No-Violencia hacia otros seres
Ser No-Violentos no solo se circunscribe a las personas, también a cualquier ser vivo. Y cuando hablamos de cualquier ser vivo, significa cualquier ser vivo.
Significa que cualquier forma de vida es merecedora de respeto: estás sentad@ practicando yoga, y de repente un mosquito te pica en el brazo. Tu reacción puede que sea enfadarte por el daño que te ha causado y darle un manotazo. No importa, es “solo un mosquito”. Pero no, no era “solo un mosquito”, era una forma de vida con capacidad de sufrir y el proceso de morir en sí mismo acarrea un sufrimiento. Quizás empatizar con otras formas de vida inferiores a nosotros sea difícil, nos cueste mucho, pero no se trata aquí de que te identifiques con la especie, con la persona o el fenómeno, sino de extender tu respeto, tu compasión hacia aquello que incluso puede molestarte o repelerte, y transformarlo en aceptación.
Siempre que forme parte de tu conciencia, de tu capacidad de decidir, es necesario aplicar el principio de la No-Violencia. Esto afecta a todos los seres vivos del Planeta: a las personas, a los animales y a las plantas.
¿Cómo ser No-Violentos con las personas?
Parece obvio, ¿verdad? Pero a veces no lo es tanto. La No-Violencia implica en sí misma una serie de condiciones y aspectos positivos: implica amar, ser compasivos, empatizar. Y a veces, cuando la realidad se nos escapa de nuestra moralidad, cuando sentimos que el mundo no funciona como creemos que habría de ser, tendemos a tener conducta violentas hacia otras personas.
Cuando rechazamos a alguien por alguna condición, acción o circunstancia, estamos siendo violentos. Cuando nuestros miedos implica el aislamiento de otros grupos, estamos siendo violentos. Cuando vemos a los demás como enemigos, como aberraciones, usurpadores, etc. Somos violentos. No solo se trata de ser compasivo con tu vecino y darle los buenos días o ayudarle con la cesta de la compra. Significa ser compasivo con esa persona que ves en la televisión, a la que no conoces de nada y que está sufriendo. Ir más allá de nuestra realidad más cercana y de nuestros propios intereses. Hay cosas que puede que no comprendamos, pero aun así, debemos aceptarlas tal cual son y no dejar que nuestros miedos nos nublen y nos hagan reaccionar de una forma violenta.
¿Cómo ser No-Violento con los animales?
Existen formas obvias de no ser violentos con los animales: no maltratándolos. Sin embargo, hemos de ir más allá del simple hecho de ver a un gato y no patearlo o agredirlo, pues en la sociedad en la que vivimos, nuestra forma de vida puede implicar de manera indirecta la violencia a otros seres vivos. Ser conscientes de ello, ser responsables y sinceros con nosotros mismos, nos lleva a tomar determinadas decisiones que impliquen ocasionar el menor daño posible a los animales, y esto implica verlos como seres al igual que nosotros (pues todos pertenecemos a la misma tierra) y no como un instrumento que nos sirve. No, Dios no puso a los animales para nuestro servicio… De eso nos hemos ido convenciendo para justificarnos ante el trato que históricamente le hemos dado. La Existencia nos pertenece a nosotros y a ellos. Sin entrar en dilemas, simplemente trata a un animal como tratarías a un semejante. Cuando te asalte la duda de si algo está siendo violento o no hacia un ser vivo, sustituye a dicho ser vivo por una persona… ¿Continuarías haciéndolo?…
Nuestra dieta como forma de No-Violencia
El tema del vegetarianismo y el Yoga a veces resulta un poco controvertido. Algunos autores defienden que no es necesario mantener constantemente una dieta vegetariana, sino que solo cuando comenzamos la intención de ascender nuestro camino espiritual. Otros defienden la dieta vegetariana como una forma de vida indispensable e inherente a la intención de trascender. En este caso, al hablar de vegetarianismo, no voy a referirme a la discusión sobre el espacio-tiempo en que debe ser empleado, sino al significado en sí mismo del vegetarianismo relacionado con Ahimsa, la No-Violencia.
Se ha hablado del vegetarianismo siempre, pero en realidad no podemos aplicar este término actualizado –que se circunscribe a las personas que no consumen carne y pescado- a lo que verdaderamente significaba no hacer daño. En la India, las vacas son sagradas, extraer la leche de las mismas es un acto que implica el más absoluto respeto hacia el animal. Sin embargo, si un hindú religioso viniera a ver el estado en el que se encuentran las vacas, se llevaría las manos a la cabeza.
En la intención de seguir el camino espiritual del Yoga, se ha tomado como forma de No-Violencia en nuestra dieta la supresión de la carne y el pescado (aunque muchas veces encuentras a “vegetarianos” que comen pescado) pero no existe ningún impedimento a la hora de consumir huevos o leche, bajo el precepto de que “como no muere, no sufre”. Sin embargo, la realidad es que los animales sí sufren al ser utilizados como instrumentos de producción. Al consumir huevo y leche, estamos propiciando un acto violento hacia otros seres vivos.
Actualmente, enfocándonos a un sendero espiritual de No-Violencia, sería necesario tener en cuenta no el vegetarianismo como solución a la No-Violencia, sino el veganismo, cuyos preceptos implican la verdadera no-violencia a la que Patanjali se refería.
La No-Violencia hacia otros fenómenos
Un fenómeno puede referirse a cualquier cosa que suceda a nivel intelectual o algún hecho a nivel tangible, material. Existen multitud de fenómenos con los que podemos encontrarnos: Hoy querías ir al campo a pasear y de repente el cielo se ha nublado y comienza a caer una lluvia torrencial. Tu reacción es enfadarte, ofuscarte y blasfemar sobre el tiempo y la lluvia.
Otros fenómenos son los históricos. Hace unos siglos, una sociedad invade otra sociedad, la diezma, la masacra, y tú, aún, continúas odiando a los herederos de aquellos invasores. O quizás tú, que eres heredero de los que invadieron, sigues viendo a los invadidos como merecedores de aquello que sucedió. En ambos casos, ninguno ha podido desasirse de el estado de ira, frustración, miedo y rencor que lleva la actitud Violenta.
Controlar nuestras acciones y reacciones frente a fenómenos que han sucedido, que suceden o que sucederán, forma parte del no ser violentos, del vivir en el estado de Paz, Comprensión y Compasión.
La No-Violencia hacia nosotros mismos
La No-Violencia significa estar en Paz en cada plano de tu existencia y con cada ser con el que te relaciones, incluyéndote a ti mism@.
Cuando te maltratas con frases ofensivas, cuando te denuestas, te autohumillas, cuando llenas tu mente de imágenes violentas, de pensamientos dañinos, no estás viviendo en la No-Violencia.
Puedes comportarte bien en sociedad, ser una persona amable, puedes respetar cada forma de vida, pero si a ti misma te dedicas duros pensamientos y horribles palabras, entonces te has perdido del sendero del yoga, entonces quedarás hundido en las bajas pasiones, en ese estado de ira y de odio.
Para poder desarrollarte, para poder crecer espiritualmente y alcanzar el estado de Dicha, primero has de eliminar todo rastro de violencia y odio en ti. Has de comenzar eliminando tus pensamientos negativos.
Los beneficios de Ahimsa
Patanjali resume magistralmente en su sutra 2.35 qué sucede cuando conseguimos que Ahimsa forme parte de nuestra realidad:
अणहंसाप्रणतष्ठामां तत्सणिधौ वैयत्याग् ॥ ३५
ahimsa pratisthayam tat vaira-tyaga
“Cuando un Yogui consigue estar bien afianzado en no dañar (ahimsa), las personas que se le acercan dejan de experimentar cualquier sentimiento de hostilidad de manera natural”.
El mundo es una proyección de nosotros mismos. Lo que sucede dentro de nosotros, sucede en el mundo. Cuando sembramos en nosotros la semilla de la paz, de la No-Violencia, del respeto y la compasión, el mundo nos responderá desde esa misma sintonía, desde esa fuerza elevada.
“Sé el cambio que quieres ver”, nos encomiaba Gandhi. Sé la Paz que quieres para ti, y lo que recibirás será Paz.
Ahimsa en la práctica del Yoga
Cada sesión, cada práctica de Yoga implica desarrollar en nosotros la actitud de Ahimsa, la No-Violencia. Y esta actitud se puede manifestar desde muchos puntos de vista:
– Cuando comienzas tu sesión, dejas atrás todos los juicios, perjuicios y prejuicios que tengas hacia ti mismo y hacia todo lo que te rodea, y estableces en ti un estado de paz y armonía con el momento presente, el aquí y el ahora. Aceptando la situación y las circunstancias tal cual son, permitiéndote una práctica serena y tranquila, donde no existan valoraciones ni juicios.
– Cuando te encuentras practicando las distintas técnicas, debes mantener ese estado de No-Violencia. Si al realizar una asana, vas más allá de tus límites e incluso te dañas, estás siendo violento. Si al no conseguir ejecutar una técnica, te ofuscas y te reprendes, estás siendo violento. Si no has conseguido cumplir tu objetivo, y te afliges por ello, estás siendo violento…
– Cuando alguien actúa de un modo determinado y a ti te ofusca, no estás contemplando Ahimsa.
– Cuando llegas tarde e interrumpes con ruidos, gestos, la paz que se está cultivando, no estás contemplando Ahimsa.
– Cuando ocurre cualquier situación en la práctica que conlleve a una desarmonización, a una palabra mal sonante, a un gesto dañino… no estás contemplando Ahimsa.
– Cuando perturbas a través de tus palabras o tus acciones la práctica de la persona que necesita armonía y sosiego, no estás contemplando Ahimsa.
En resumen, nuestra práctica de Ahimsa se manifiesta a través de todo nuestro ser: aceptando, comprendiendo, siendo compasivos. Teniendo en cuenta que no solo exigimos a los demás que nos respeten, sino que debemos ser nosotros mismos los que también respetemos la práctica de cada uno: comprendiendo, siendo amable, compadeciendo; así mismo, evitando que seamos nosotros nuestros propios saboteadores, y manteniendo una actitud de armonía y paz interior.
Recuerda que todas las técnicas de Yoga no son una finalidad, sino un camino para el conocimiento interior.
¡Hari Om!