La llegada del Otoño puede significar para nosotros un periodo de inestabilidad física, mental y espiritual. Sin embargo, lejos de ser una estación triste, también podemos sacarle un gran provecho y disfrutar de ella. A continuación, algunos consejos para vivir un otoño pleno. En este artículo tendrás algunas pinceladas sobre los efectos del otoño en nosotros, pero si quieres profundizar un poco más, puedes leer este artículo sobre el otoño totalmente actualizado y que te ayudará a saber llevar mejor estos cambios que están por llegar.
El otoño, estación de cambio
Tras el auge del verano, estación en la que la naturaleza ha alcanzado su máxima plenitud, llega el otoño, momento de cosechar los frutos maduros y caídos, de comenzar el proceso de transformación y retorno hacia la tierra, hacia la muerte, para dar fin a un ciclo, y comenzar el siguiente.
Podemos ver cómo la naturaleza va transmutando los colores vivos del verano, en una gran variedad de amarillos, ocres, marrones… representados por las hojas caducas que tiñen las ramas de los árboles para más adelante, cubrir la tierra de hojarasca quebradiza y crujiente.
Todo nuestro entorno natural se prepara para replegarse en los fríos días del invierno en los que poco a poco la estación nos irá adentrando: los árboles irán perdiendo sus hojas, los animales volverán a sus madrigueras a hibernar, las aves migratorias buscarán lugares más cálidos…
Llegarán días de inestabilidad atmosférica: frío, calor, viento, lluvia… que convertirán la estación en un periodo de vaivén, de indecisión, que también afectará a nuestro cuerpo, nuestra mente, y nuestro espíritu.
¿Qué nos sucede en el cuerpo y en la mente durante el otoño?
Del mismo modo que la naturaleza se repliega, nuestro organismo también se ve afectado de la misma manera: la función metabólica se ralentiza, y con ella, el proceso de crecimiento celular y de la regeneración de tejidos, la síntesis de proteínas desciende por lo que tardamos más en regenerar el cabello, uñas, tejidos, huesos…
Nuestras defensas también bajan, por lo que somos más propensos a coger resfriados, catarros, gripes; y la llegada del frío y de la humedad nos afecta en nuestros huesos y articulaciones.
Y, si a eso le añadimos la vuelta al trabajo, a la rutina tras las vacaciones de verano, entonces estamos creando un cóctel explosivo cuyo resultado puede manifestarse en problemas para ir al baño, sentirnos más cansados, con más hambre, deprimidos, apáticos, inapetentes, nos cuesta más concentrarnos, nuestras defensas están más bajas.
¿Cómo podemos sentirnos bien en Otoño?
Para sentirnos bien en el otoño no hace falta hacer grandes cambios, o, cual ave migratoria, viajar a un país más cálido hasta que todo pase… Con un par de actos, podemos pasar un buen otoño lleno de salud y armonía para nosotros.
1. Cuídate de los cambios de tiempo: el tiempo es inestable, y quizás puedan aparecer cambios bruscos de temperatura; utilizar un pañuelo para la garganta puede ayudarnos a prevenir muchos resfriados y resguardarnos del frío. Evita las corrientes de aire, y procura llevar alguna prenda ligera de abrigo.
2. Aprende a vivir en contacto con la naturaleza y sus ciclos: conectar con la naturaleza nos ayuda a sentirnos mejor con nosotros mismos. Sal a pasear por algún parque o retiro natural todos los días, procura levantarte con la salida del sol y evita trasnochar. Estos simples cambios te ayudarán a mejorar tu salud y bienestar físico y mental.
3. Comprende que es normal en el otoño que tus emociones y tu humor estén más alterados. Es normal lo que te sucede, que te sientas más triste y cansada. Conociendo eso, te ayudará a aceptar mejor tu situación y a no agobiarte más de lo normal en esos momentos en los que la mente está dispersa y nos cuesta concentrarnos o seguir nuestras metas fijadas.
4. Practica alguna actividad equilibrante: yoga, taichi, chikung, meditación… Todas ellas pueden ayudarte a restaurar desde tu interior la inestabilidad que en el otoño nos invade. Dedícale algún día a la semana a su práctica e intenta todos los días aplicarlo a tu día a día.
Y recuerda, en el Otoño, ¡también se disfruta!
Es el momento de pasear y sentir las hojas crujir bajo nuestros pies,
Es el momento de leer un buen libro mientras las gotas de lluvia golpean el cristal.
El momento de disfrutar de una humeante taza de té mientras vemos bailar las hojas con el viento.
El momento de dirigir la mirada hacia nuestro interior y avivar nuestro calor interno.
¡Hay tanto por disfrutar! ¿Y te lo vas a perder?