Cuando una puerta se cierra, dos se abren. Buscando una oportunidad.
A veces suceden cosas en la vida que nos lleva a pensar que no hay salida. Lo que habíamos proyectado no sale como queríamos. Nos decepcionamos del presente, pensamos que las cosas no podían ir de peor manera; sin embargo, nos ofuscamos tanto en ver lo que no ha salido bien que no somos capaces de permanecer atentos, pues igual el hecho de que ese proyecto no salga bien, puede significar que hay otras alternativas que no hemos considerado y que deberíamos de hacerlo.
La atención plena nos lleva a darnos cuenta de que siempre existen varias alternativas al sendero que seguimos. Un proyecto que fracasa puede darte la oportunidad de alzar la mirada de tu camino y encontrarte con varios senderos que quizás te lleven a hermosos lugares.
El Hatha Yoga es el Yoga de los contrarios
Cuando practicas Hatha Yoga adquieres conocimiento a través de tu cuerpo. Entiendes que cuando haces un esfuerzo, debes compensarlo necesariamente con un descanso. Que cuando inspiras, necesariamente exhalas. Que cuando estás en máxima plenitud, necesariamente debes descansar.
Y ese aprendizaje que nuestro organismo nos ofrece, lo extrapolamos a toda la existencia.
Vivimos fluctuando constantemente entre lo bueno y lo malo. Un proyecto sale bien y nos alegramos, un proyecto va mal y nos hundimos, luego vuelve a ir bien, luego vuelve a ir mal… Y así vamos cabalgando entre un estado de ánimo y otro. Sin entender que realmente la vida se compone de contrarios y que la única liberación a esas fluctuaciones mentales es aceptar esta realidad y mantenernos distantes respecto a ella:
A veces, las cosas no van bien o no van como esperábamos: debemos permanecer atentos, observadores, para no dejarnos arrastrar por la negatividad.
Pero a veces las cosas van muy bien, y también nos dejamos arrastrar por el placer inmediato. Sin embargo, el placer es dual: siempre que exista placer, luego vendrá el dolor.
Por ello, es importante también no dejarse arrastrar por el placer.
El mundo cambia, tu mente cambia, tu cuerpo cambia, tus ideas cambian, tus pensamientos cambian, tu vida cambia; pero tú continúas ahí: en el centro de tu vida, en el centro de tu existencia.
Namasté