Este pasaje de la historia que hoy vemos, nos habla de cómo Rama y Lakshama encuentran a un temible demonio al que deberán vencer para poder continuar su camino, y que, además, les indicarán hacia dónde deben dirigirse. Un símbolo de los primeros obstáculos a los que nos enfrentamos en nuestra senda espiritual: nuestra parte arrogante y orgullosa que trata de conseguir todo a través de la fuerza, ignorando cuál es el verdadero camino de autorrealización.
La historia
Tras la conversación con Jatayu, que indica a Rama y a Lakshmana hacia dónde han de dirigirse para poder encontrar a Sita, los dos hermanos parten raudos al encuentro, cuando, de repente, escuchan un gran estruendo y apareció
Un inmenso rakshasa de gigantesco pecho (….) Sin cabeza. Tenía una boca en la panza y lo cubría un vello corto y erizado (…) En el centro de la frente, que se encontraba a la altura del pecho, se ubicaba un solo ojo amarillo de grandes dimensiones con un párpado escarlata.
El encuentro con Kabandha
Su nombre era Kabhanda, que enseguida trató de comérselos
-¿Por qué estáis aquí, poderosos ksatriyas? ¿Acaso no veis que estoy famélico? El destino os ha enviado a mí. ¡Daos por muertos!
Con rapidez y decisión, Rama y Lakshmana actuaron enseguida
Los dos hermanos, que sabían lo que era apropiado en cada momento y lugar, cercenaron los brazos del rakshasa a la altura del hombro y al hacerlo experimentaron un gran placer.
La liberación de Kabandha
Sin embargo, al suceder esto, algo maravilloso ocurrió después. Lejos de acabar con el temible demonio, este, agradecido, les explicó quién era realmente y qué debían hacer con él, una vez neutralizado al cercenarle los brazos.
Esos brazos eran mis ataduras y vosotros las habéis cortado. Escuchad y os diré cómo llegué a convertirme en esto a causa de mi arrogancia y orgullo.
Hace mucho, Rama, yo era fuerte, apuesto y famoso en los tres mundos. Era tan hermoso como el sol y la luna, ¡tan hermoso como Indra! Pero adopté esta espantosa forma y me dediqué a hostigar a todo el mundo y, en especial, a los rishis del bosque. Un día en que había adoptado esta forma, enfadé al sabio Shulasiras mientras se ocupaba de recolectar comida en el bosque. Él me miró fijamente y profirió esta terrible maldición: “¡Esta forma cruel y perversa será siempre la tuya! Le rogué que conjurara el final de la maldición que yo mismo me había impuesto y me respondió: “Cuando Rama te mutile los brazos y te incinere en el desértico bosque, te devolveré tu belleza original”.
Los hermanos cargaron a Kabandha hasta una brecha y ahí, ayudándose de varias antorchas, Lakshmana encendió la pira.
– Rama, parte de inmediato y obtén amistad de Sugriva, que el fuego atestigüe vuestra mutua lealtad. El poderoso rey de los monos es intrépido y puede cambiar de forma a voluntad. No lo desprecies, Rama. Necesita tu ayuda y te estará agradecido por siempre. Juntos alcanzaréis vuestras metas, aunque él te ayudará incluso si su tarea no se cumple. Él sabe todo lo que hay que saber sobre cualquier sitio en el que brille el sol. Buscará en los ríos, en las montañas y en las profundas cuevas y, ayudado por sus monos, encontrará a tu esposa. Enviará a sus poderosos monos en todas direcciones para hallar a Sita, quien languidece al estar separada de ti.
>>Ve hacia el oeste, atraviesa el bosque y cruza las colinas.
>>Haz una alianza con Sugriva.
En el próximo artículo, veremos cómo se produce el encuentro entre Rama y Sugriva.
Simbolismo y significado
Kabandha se presenta como un ser monstruoso cubierto de vello, de poderosos brazos y con su rostro en la barriga, con un ojo amarillo en el centro del pecho y el párpado escarlata. Realmente esta imagen está llena de simbolismos que se asocian con los estados más bajos del ser. El cuerpo cubierto de pelo nos rememora a nuestra parte más animal, pues es precisamente una de las características que nos diferencian del resto de animales; se dice que nuestros brazos son prolongaciones de la mente, pero, en este caso, actúan de manera incontrolada destruyendo todo lo que hay a su paso, del mismo modo en que nuestra mente anquilosada no nos permite ver la realidad alrededor de nosotros; el rostro en el vientre nos indica que es un demonio que vive a través de los instintos, en un plano más bajo de la existencia; y, por último, su ojo amarillo y párpado escarlata, situado en el corazón, donde se ubica nuestro Anahata, que suele representarse por colores más suaves como el rosa o el verde, nos transmite la idea de que su máximo ascenso consciente se encuentra en lo terrenal y mundano.
Así pues, Kabandha, con su simbolismo, representa esa parte de nosotros que muchas veces encontramos y a la que debemos enfrentarnos que nos impide seguir nuestro camino espiritual. Son muchas las veces en que encontramos obstáculos en nosotros mismos. Desprenderse de aquello que forma parte de nuestra zona de confort, dejar a un lado el orgullo, la arrogancia se nos hace difícil, pero es crucial para poder seguir adelante.
Cuando Rama y Lakshmana llegan y arremeten contra él, hiriéndole en los brazos, que simbolizan aquellas acciones que tomamos a ciegas, de repente liberamos esa parte de nosotros que nos lleva a la negación, a obstaculizar nuestro camino y a abandonarnos en los hábitos más bajos, para así encontrar la verdadera realidad de lo que somos. Cuando nos desprendemos de todo ello, podemos encontrar justo ahí una luz que nos lleve a conocer cuál es nuestro camino a seguir.
En este caso, Kabandha les indica a quién han de encontrar para acometer su destino: al rey de los monos, Sugriva, que será quien los guíe hacia donde ellos se dirigen.
Así pues, para comenzar a encontrar nuestro Ser Interno, podemos encontrar a ese ego irracional que necesite ser destruido y liberado para poder continuar con nuestro camino espiritual.
Fuente de las imágenes:
http://pedia.desibantu.com/files/2013/04/kabandha-2-rama-lakshmana-ramayana-desibantu.jpg
http://www.wordzz.com/wp-content/uploads/2016/06/Ramayana-Part-5-Sita-Haran-23.jpg