Hace hoy una semana tuve el privilegio de asistir a uno de los seminarios, cursos o iniciaciones –o como queramos llamarlo- que, a lo largo de muchos años ya, ofrece Shibendu Lahiri por todo el mundo.
Shibendu es un hombre mayor… bueno, más que mayor, anciano ya… con sus achaques: la diabetes, el cansancio, problemas renales… Algo normal si pensamos en sus 78 años de edad. Pero, además, es el bisnieto de Paramahansa Yogananda. Sí, el célebre autor de Autobiografía de un Yogui que publicó hace ya casi un siglo y que a tantas y tantas personas ha influido a lo largo de la geografía y de la historia.
Siguiendo la estela de su bisabuelo, de su abuelo, de su padre y ahora él, hace unos años decidió continuar difundiendo la práctica del Kriya Yoga a lo largo del mundo. Ha estado en todos los continentes, pero, lo sorprendente de todo ello es que, a pesar de todo, no existe ninguna infraestructura, no existe Ashram o Escuela, ni ninguna jerarquía. Él se niega completamente a ello. Las Instituciones pervierten… Y no quiere que eso pase.
Pero, además, tampoco pide un precio por sus enseñanzas. Solo la voluntad. Pero la voluntad de la verdadera… Lo que tú, voluntariamente, quieras aportarle por sus enseñanzas y por su iniciación. En honor a la verdad, sí que tenemos un pequeño gasto, en concepto de gastos que se producen por desplazamiento, alojamiento, alquiler del local, etc. Pero eso tampoco se convierte en un impedimento o traba, pues bien claro nos deja en sus indicaciones que aquellas personas que deseen recibir la iniciación y no tengan poder adquisitivo para hacerle frente, que contacten… y que no se lo pierdan…
Acostumbrados a un mundo donde todo vale, todo cuesta, todo se paga, te encuentras frente a una persona que podría pedir y pedir, pero no pide. Ofrece.
Cuando estás frente a Shibendu, te das cuenta de todo lo que la mente complica las cosas. Te habla de un yoga real, cercano, tangible. Unos principios obvios, sencillos y sinceros. Nada más. Nada de entroncadas interpretaciones, de buscar el significado de cada palabra, de cada sutra. No. Es todo tan sencillo y accesible, que sorprende. Shibendu acerca la práctica del Yoga a todo el mundo. A todo el mundo, de verdad. No tienes que rezar a un maestro, no tienes que tener la foto de tu gurú, no tienes que hacer asanas imposibles… No… Solo tienes que practicar un poco algunos ejercicios sencillos, y lo que sea… será.
Por eso cuenta con los Kriyabanes. Los Kriyabanes (Olga, Javier, Aquiles…) son personas que han recibido las enseñanzas de Shibendu, y que las han incluído en su vida y, en agradecimiento, de manera desinteresada permiten que estos cursos sean. Ellos conviven con Shibendu, lo atienden y le hacen la estancia más agradable.
El domingo, el último día, comenzó con lluvia, y cada retazo de cielo despejado dejaba entrever un hermoso arcoíris. Y otro, y otro… Comenzar la primavera con un nuevo despertar, con una nueva práctica, una nueva visión del Yoga, un nuevo aprendizaje, y dejar que los frutos sean –o no sean-…. Ese es el privilegio que he recibido, y que aquí, en cierto modo, homenajeo y comparto.
http://www.kriyayogalahiri.com/kriyayoga/es/
Om Shanti.