Hay días que son increíbles porque siempre sucede algo que no te esperas. Haces lo mismo de siempre, tienes la misma intención de siempre, pero, de repente, pasa algo que lo cambia todo: doblas una esquina y encuentras algo inesperado, acudes al lugar de siempre y una palabra te despierta…. Y fue así como un miércoles cualquiera doblé una esquina y me topé con Frida Kahlo atravesada por una robusta columna griega y herida con miles de clavos en su cuerpo.
El cartel que se disponía ante mí me hablaba de un Congreso donde el Cuerpo y la Filosofía caminarían de la mano. Enseguida me interesé por él. El cuerpo y el pensamiento, algo con lo que constantemente trabajamos en el Hatha Yoga: entender las cuestiones vitales a través del Cuerpo, quedaba manifestado en ese nuevo punto de vista, ¿qué tendría que decir la filosofía respecto al cuerpo?… Así que decidí averiguarlo…
Y, sin duda, unas interesantes jornadas de reflexión acerca del papel del cuerpo en el pensamiento, en la vida, en el arte, en la moda, en el espectáculo, en la política…
Todas las teorías, todas las formulaciones hasta el momento se habían basado en concebir el cuerpo como una entidad diferenciada de la mente: el cuerpo sería la «piedra negra» y el alma, la mente, «la pompa de jabón». El cuerpo volvía a relacionarse con lo burdo, lo material y deleznable, para dar el podio a la razón.
Sin embargo, para salvar al cuerpo, para darle su papel preponderante, para decir que el cuerpo es la esencia manifiesta de nuestra mente, de nuestra razón, de nuestros deseos, de nuestras pasiones, de nuestra búsqueda, Carmen Pérez se planta y nos dice: Aquí os traigo al cuerpo, aquí os traigo al ser humano contemplado a través del cuerpo, al alma manifiesta en el cuerpo; al pensamiento, la filosofía, la pasión, el deseo, la emoción siendo el cuerpo.
Con una hermosa puesta en escena donde músicos, escritoras, bailarinas y bailaoras van formando trazos en el espacio, en la que poemas, flores, libros, filosofía y voces se enredan a través del movimiento, la sala de esculturas romanas del Museo de Cádiz convierte al Cuerpo en el verdadero sustento de toda la filosofía: la filosofía no puede ser sin el cuerpo. A través de la Arqueodanza, el Cuerpo hace su acto de presencia para llegar al alma de los que ahí nos sentábamos:
La música se prepara para guiar el movimiento, el cuerpo se despereza, la voz se aclara.
Y comienza la búsqueda del ser por los orígenes del pensamiento.
Para descubrir un cuerpo en movimiento, que avanza…
… Para iniciar el Camino a través de él…
… A través de la ofrenda a su belleza, a su movimiento…
… para experimentar desde
y por el cuerpo…
… Y
des
cu
brir
lo…
… Descubrir esa esencia que todos llevamos con nosotros…
Con la mente valiéndose de las palabras para nombrar al Cuerpo.
Y mantenerlo. Mantener esa esencia a través del cuerpo: como un aguerrido Guerrero que lo guarda.
… Y que lo lleva consigo…
Para compartirlo, para andiarlo, para ponerlo en comunión.
Y llevarlo a nuestros adentros. Y arrancar el movimiento con él…
Desde lo más jondo…
A pesar de la mente, del pensamiento, de la filosofía del consumo, el cuerpo que guía, el cuerpo que libera, el cuerpo que consuela incluso a Napoleón.
Y todos los cuerpos de esta hermosa puesta en escena, juntos, a agradecer, a dar presencia, a decir: Aquí estoy.
Ser el cuerpo, abandonar el pensamiento, el mundo de las ideas, para encontrarte en la tierra firme, en el origen de todo, pues, ¿qué será de la filosofía sin la presencia del cuerpo? Y en este espacio, en esta creación, Carmen Pérez y su admirable elenco de músicos, bailarines, bailaoras y el mismísimo Napoleón, nos enseña a reinvidicar el cuerpo como la verdadera piedra angular de todo el pensamiento.