Yoga para aliviar el dolor de rodillas

Las rodillas, esas dos poderosas articulaciones en nuestras piernas, suelen ser objeto de molestias, dolor, malestar e incluso dolencias en muchas personas. A medida que vamos envejeciendo, nuestras articulaciones pueden ir resintiéndose, pero sorprende mucho que personas jóvenes también presenten dolores de rodillas y problemas en ellas.

Estos dolores pueden presentarse de muchas maneras, ya sea al correr o al andar; ya sea en la izquierda, en la derecha; al estirar la rodilla o al flexionarla, al subir unas escaleras o al bajar las escaleras; o que moleste en diferentes partes (cara interna, cara externa, centro…). En cualquier caso, un dolor de rodillas puede ser bastante limitante e incluso a veces frustrarnos, ya que estas dos articulaciones son de las que nos permiten movilizarnos.

En este artículo vamos a realizar un acercamiento a las rodillas desde una perspectiva holística, intentando responder a cuestiones como ¿Qué papel desempeñan las rodillas en nuestro organismo? ¿Cómo se perciben desde la biodescodificación? ¿Qué emociones le influyen? ¿Qué pensamientos…? Y también hablaremos de algunas técnicas que podemos realizar para mejorar su funcionamiento y prevenir el dolor.

Breve anatomía y funcionamiento de las rodillas

La rodilla es una de las articulaciones más poderosas del cuerpo: sostiene nuestro peso y nos ayuda a movernos en el espacio, ya sea para andar, para correr, para sentarnos, para agacharnos a coger algo… Básicamente se compone de tres huesos: El fémur, la rótula y la tibia. El fémur y la tibia se encuentran conectados por sus cóndilos y, en medio de estos, encontramos la rótula: un curioso hueso que podemos tocar en nuestra rodilla y que veremos que se encuentra ahí suelto, como flotando. En realidad todo un enjambre de músculos, cápsulas sinoviales, tendones, ligamentos y bolsas terminan de asentar la articulación.

Gracias a las rodillas, como decimos, podemos desplazarnos por el espacio y hacer movimientos como andar, correr o sentarse.

La articulación nos permite flexionar o extender la pierna, rotarla internamente o rotarla externamente, es decir, nos permite un amplio abanico de movimientos y posibilidades; sin embargo,  nada de esto podría ocurrir sin los músculos que nos van a permitir dichos movimientos: los cuádriceps en la parte anterior, los isquiotibiales en la parte posterior, a los que añadimos el poplíteo, que asegura una máxima estabilidad en la articulación.

Esto significa que los ejercicios en los que trabajemos los muslos van a permitir que nuestras rodillas se fortalezcan. Es decir, unos muslos fuertes significa unas rodillas sanas.

No obstante, a pesar de su importancia, a veces nuestras costumbres y la falta de una buena higiene postural puede dar lugar a que desarrollemos dolencias en esta articulación.

Si a la poderosa acción de mover nuestro cuerpo en el espacio le añadimos otras circunstancias como cargar un peso (ya sea nuestro propio peso, porque tengamos exceso, o ya sea que llevemos algún elemento como un bolso colgado de solo un brazo), una mala alineación a la hora de andar, el uso de sillas y elementos que sabemos son fatales para nuestras articulaciones y salud en general, o el uso y abuso de la articulación en ejercicios y deportes; podemos encontrarnos con serios problemas en ellas: tendinitis, bursitis, ligamentos afectados, etc. Que van a repercutir en nuestra salud.

Las emociones y el dolor de rodillas

¿No resulta extraño que, bajo las mismas condiciones, algunas personas desarrollen ciertas dolencias y otras no? Obviamente, hablamos partiendo del mismo punto. Quizás el problema en tus rodillas venga derivado, a su vez, de una mala alineación en tu columna, pero a veces puedo observar cómo personas que aparentemente tienen una misma alineación y se dedican a las mismas actividades, presentan dolencias distintas cuando, realmente, si somos objetivos y nos centramos en el estado físico, esta diferencia no tendría por qué suceder. Y es aquí donde entraría el aspecto mental.

Las rodillas se han relacionado desde antaño con nuestro orgullo y nuestra humildad y aceptación: con la entrega total. Ser capaces de hacer una reverencia, tener una actitud de entrega, dejar a un lado nuestro orgullo para pedir disculpas, realizar actos de humildad nos requieren unas rodillas sanas y fuertes. El orgullo, la altivez, la soberbia… son emociones que nos limitan y que nuestro cuerpo a veces manifiesta a través de las rodillas.

Anahatâsana nos enseña a entregarnos

Sin embargo, puede que tu mente escéptica vea esta relación un tanto inestable, por decirlo de algún modo. Sin embargo, no todo es tan mágico o etéreo, realmente la explicación es fácil, sencilla, y accesible también desde un punto de vista científico. Bien es sabido por todos que determinadas actitudes y pensamientos ejercen en nuestro cuerpo ciertos puntos de tensión y que además modifican nuestra postura: una persona tímida y retraída indefectiblemente tendrá unos hombros más bien caídos y una caja torácica contraída: intenta esconderse, desaparecer. Una persona altiva, prepotente, agresiva, tenderá a exponer su pecho, a tensar su rostro, a elevar su voz. Es decir, nuestro cuerpo responde a nuestros pensamientos.

Cuando en nosotros suceden emociones como el orgullo, la soberbia o la altivez, necesitamos crecer, tensarnos, mostrarnos por encima de los demás. Nuestros ojos necesitan estar por encima de los del otro. Estar por debajo significa sumisión, algo que no queremos que suceda, y esto nos hace tensarnos, pero, sobre todo, tensar nuestras rodillas, ya que nos van a ayudar a crecer, a mantenernos más fuertes y poderosos. Bloqueamos las rodillas porque de esa forma no podemos realizar una genuflexión, no podemos someternos a la voluntad del otro.

Cuando las rodillas enferman o duele, es momento no solo de ver a qué puede deberse y de qué manera nuestro cuerpo y su posicionamiento puede estar afectándonos, sino de hacer un sincero examen interior y descubrir si nuestros problemas puede venir derivada de una actitud de orgullo, de soberbia, de falta de humildad.

DOS TÉCNICAS DE YOGA PARA FORTALECER LAS RODILLAS

En realidad tener unas rodillas sanas y fuertes no es difícil si nos proponemos adquirir algunos hábitos en nuestro día a día. Si ya tenemos alguna dolencia, es importante reflexionar acerca de a qué se puede deber y, sobre todo, ser constantes en nuestras pautas para tener unas rodillas sanas. A continuación daré algunas nociones de cómo mantener las rodillas sanas, y prevenir dolencias que suelen aparecer.

Un ejercicio muy sencillo que propone David Coulter en Anatomía del Hatha Yoga consiste en una serie de cuatro o cinco ejercicios fáciles de hacer y que su práctica continuada durante varios meses van a suponer un robusto fortalecimiento de la articulación, consiguiendo, incluso, sanar dolencias como tendinitis, bursitis, problemas de ligamentos, etc.

  1. Desde Tadasana, separa bien tus piernas, llevando cada pie más ancho que las caderas, coloca tus muslos firmes y tensos: tensión en cuádriceps y en isquiotibiales. Las rodillas también se encuentran firmes y tensas, pero evitando el bloque excesivo de las mismas. Mantén dicha tensión isométrica todo el tiempo.
  2. Puedes colocar tus manos en distintas posiciones, por ejemplo, tus brazos en cruz, o apoyados en las caderas, o con tus brazos por encima de tu cabeza, sujetándote los codos, o en posición de desbloqueo…
  3. Desde tu posición con la espalda recta y los brazos posicionados, realiza los siguientes movimientos:
    • Desde las caderas, dirige tu tronco hacia la derecha e inclínate en esa dirección. Recuerda que todo el tiempo las rodillas se mantienen tensas. Realiza el mismo movimiento, pero dirigiendo tu tronco ligeramente hacia atrás.
    • De nuevo en la posición de partida, ahora realiza los mismos movimientos pero hacia la izquierda, observando que tus muslos estén contraídos y que las rodillas sigan estiradas.
    • Por último, el mismo movimiento dirigiendo tu tronco hacia delante, en flexión, y el mismo movimiento dirigiendo el tronco hacia atrás, en extensión.

Al principio, mantén en cada movimiento un ciclo de dos respiraciones o tres, y poco a poco ve aumentando el número de respiraciones. Cuando comiences, seguramente la práctica del ejercicio te lleve algo menos de cinco minutos, pero a medida que vayas incorporando más respiraciones, podrás mantenerlo unos 15 minutos. Con esto lograremos en menos de tres meses notar cómo nuestras rodillas se han visto totalmente fortalecidas.

Yoga para una lesión de rodillas

Si hemos sufrido alguna lesión de rodilla, y estamos en proceso de curación, seguimos los ejercicios que Mark Stephens, en Secuencias de Yoga os propone:

  1. Precaución. Sencillo, escueto y directo. Si ya estás lesionado, ten cuidado en tus movimientos y trátate con mucho mimo hasta que te recuperes.
  2. ¡A dibujar! Siéntate en algún sitio en el que tus rodillas cuelguen, que no se apoyen en el suelo, y ahí empieza a dibujar las letras del abecedario o números. Algo tan sencillo nos va a ayudar a recuperar la movilidad de la rodilla mucho antes y a fortalecerla.
  3. A medida que nos vayamos sintiendo mejor y que tengamos acceso a más asanas, podremos fortalecer nuestra musculatura y con ella  las rodillas incorporando asiduamente a nuestra rutina las siguientes acciones:
    • Contraer cuádriceps: en Dandasana, contraemos las rodillas, al igual que Paschimottanasana, Adho Mukha Svanasana, Naukasana, Vrksasana.
    • Expandir los cuádriceps: con Virasana, Dhanurasana o Apanasana.
    • Fortalecer los tendones de las corvas y tonificar los ligamentos: posicionándonos en Shavasana, y trayéndonos los pies hacia los glúteos hasta alcanzar la posición de piernas en Setu Bandhasana, nos ayuda a fortalecer tendones y ligamentos.

Preguntándonos a nosotros mismos

Y estos son algunos de los ejercicios que podemos realizar para o bien mantener unas rodillas fuertes y sanas, o bien acelerar la recuperación de las mismas, y evitar recaídas en caso de que exista alguna dolencia. Sin embargo, también es importante no solo los ejercicios, sino corregir nuestras actitudes en la vida. ¿Tu orgullo te impide una actitud de humildad? ¿Eres capaz de hacer una reverencia, de mostrar tu abandono hacia algo que sea superior a ti? ¿Ves a los demás como usurpadores de tu poder o puedes verlos como personas igual de sagradas que tú?

Reflexionar sobre ello puede darnos a conocer muchísimos aspectos de nosotros mismos, de darnos cuenta de aquello que, por algún motivo, se encuentra en nosotros y que necesitamos sacar a la luz para poder ser más felices, para vivir en paz y armonía con nuestro cuerpo-mente-espíritu, y con el universo y el Ser.

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