Consejos para tu primera clase de yoga

Muchas veces nos hablan de las bondades de la práctica del yoga, y tomamos la decisión de practicarlo. Llegas a una clase, y resulta que nada es como te esperabas, que te encuentras desubicado, y que no entiendes nada de lo que está pasando: términos extraños, instrucciones raras… Y puede gustarte, en un principio, pero también te puede desconcertar. A eso le añadimos que cada instructor es un mundo y que dará su clase según su propia visión del Yoga,  o según lo que le hayan enseñado.

En este artículo, te doy algunas claves y consejos para tu primera sesión de Yoga. Espero que te sea de interés y te sirvan para tus decisiones del día de mañana.

Primero, infórmate sobre qué tipo de Yoga se imparte, y decide si es el indicado para ti.

Ninguno es mejor o peor que el otro. Son simplemente diferentes. Puede ser que en las clases se canten mantras, se trabaje con ejercicios respiratorios sobre todo, sea un yoga más físico (y dentro del yoga físico, puedas encontrar algunos más enérgicos que otros)… Simplemente, pregunta. No obstante, te recomendamos que consultes la posibilidad de tomar alguna clase de prueba; ¿quién sabe? Quizás ese yoga en principio no estuviera dentro de tus expectativas, pero acabes disfrutando mucho de él.

Para darte una breve orientación, a continuación te expongo algunos tipos de Yoga que suelen practicarse en occidente.

Yoga Físico (Hatha Yoga):  Esta modalidad centra su práctica sobre todo en la ejecución de asanas (asanas son posturas que se adoptan con el cuerpo y que suelen trabajar flexibilidad, fuerza, resistencia, equilibrio

a nivel físico, pero donde también se incluye un trabajo respiratorio y energético). Es decir, trabajarás con tu cuerpo básicamente. En occidente es el que más se estila y existen miles de modalidades con sus respectivos nombres: Hatha Yoga Clásico (es el más antiguo, sin florituras), Iyengar Yoga, Vinyasa Yoga, Power Yoga, Anusara Yoga, … Algunos son más fuertes que otros, por lo que tendrás que ir probando.

Yoga Mental (Raja Yoga): Aquí podemos encuadrar el Kundalini

Yoga Clásico, que es el que más auge tiene en occidente. Se basa sobre todo en Pranayama (técnicas respiratorias) y en técnicas de interiorización y concentración, para pasar a la meditación. Es un yoga bastante intenso energéticamente.

Yoga Devocional (Bhakti Yoga): No es tan común su práctica, pero hay lugares donde se imparte. Las clases se basan en la devoción a alguna divinidad hindú (aunque también puedes encontrar otras divinidades de otras religiones y culturas), y se emplea el canto de mantras, danzas votivas, celebraciones, etc.

Yoga del Conocimiento (Jñana Yoga): Este tipo de yoga es raro encontrarlo en Occidente,  más bien se trata de una decisión personal del practicante de Yoga. En él, se estudian los textos yóguicos con objeto de alcanzar la Plena Comprensión (ascensión de la consciencia), ya sea mediante su lectura, o mediante la escucha de algún gurú y maestro y formando parte de círculos de debate.

No obstante, normalmente en todas las clases de alguna manera todos se practican, o simplemente tu sendero te llevará a interesarte por cada uno de ellos en mayor o menor medida. También me dejo por el camino, otras modalidades que estarían a caballo entre uno y otro, como el Kundalini Yoga Contemporáneo (del Maestro Yogi Bhajan), o el Kriya Yoga, que contienen ejercicios vigorosos físicos junto a técnicas de respiración.

Tomada la decisión, algunos consejos en clase

Procura no realizar comidas copiosas antes de la clase. Se recomienda unas dos horas tras una comida ligera, y unas 3 o 4 horas tras una comida pesada. A veces esto no nos es posible. No pasa nada. Simplemente, el día que tengas clases de yoga después de una comida, procura que sea ligera; de otro modo, podrías sentirte realmente incómod@ durante la práctica.

Usa ropa cómoda y consulta si debes llevar algo aparte. La ropa debe ser transpirable y que te permita el movimiento: que no sea demasiado ajustada pero tampoco muy holgada. Debes seguir el protocolo social a la hora de vestir. Como dice el refrán: donde fueres, haz lo que vieres. Si tus compañeros usan ropa blanca, intenta que tu ropa sea de ese mismo color. Si más o menos todos van con pantalón de chándal y camiseta, no te presentes con un bañador… Es un poco de lógica, pero siempre es bueno recordar que nos debemos ajustar a las normas sociales. También puede ser que el profesor te recomiende llevar tu propia esterilla, toallas o mantas. Pregúntalo y toma buena nota de ello, para no encontrarte con la sorpresa de necesitar algo en la clase y no disponer de ello.

Sé puntual. Procura llegar un poco antes a la clase, que te dé tiempo a preparar tu espacio y a preparar tu mente. Date unos minutos para concentrarte en la práctica que vas a comenzar. En la sesión debemos desconectar de lo que nos rodea, del estrés… si llegas con el corazón en la boca y enseguida comienzas, tu mente no estará preparada ni tu cuerpo tampoco. Además, así evitas molestias a los que ya están allí. Y sobre todo, si llegas tarde, intenta ser discret@ y mantente en calma.

¡Informa a tu instructor@! Si tienes alguna dolencia, si ese día tienes algún percance, alguna historia propia que igual pueda verse afectada tu práctica, ¡informa a tu Maestr@! De esa forma, podrá adaptar la sesión a tus necesidades, sobre todo para no perjudicarte. De todas formas, recuerda: tú eres responsable de tu cuerpo  y de tu mente. Sea cual sea la instrucción que te hayan dado, no luches contra tu cuerpo o tu mente. Eres quien mejor se conoce y quien mejor sabe qué le conviene y qué no. Si algo te resulta difícil, informa a tu instructor@ sobre ello y el por qué de tu decisión. Además, así tu profesor@ podrá asesorarte en tu camino.

No estás sol@. Ten en cuenta tu propio espacio, pero también el espacio de los demás. A veces debemos sacrificar un poco nuestra comodidad para que todos podamos practicar Yoga. Déjate llevar por la compasión y la generosidad. Recuerda que el Yoga no empieza ni acaba en tu esterilla. Donde realmente trabajas son en esos pequeños gestos de compasión, generosidad, comprensión, entendimiento. Facilita a tus compañer@s su comodidad.

Sé abiert@ de mente. Puede que en la sesión de yoga se den determinadas situaciones o se realicen algunas técnicas o se digan algunas cosas que te sorprendan, te choquen o con lo que no estés de acuerdo. Simplemente, decide que en esas horas, vas a estar receptiv@ y sin juzgar o prejuzgar. Puede ser que en la sesión se canten mantras, puede ser que escuches “ruidos” corporales de otras personas, puede ser que se hable de aspectos del yoga un poco más esotéricos. Abre tu mente, y si con algo no estás de acuerdo, ¡quédate con lo bueno! Y ten sobre todo paciencia, quizás haya cosas que te choquen en un principio, pero a las que más tarde le encuentres el sentido :).

No compitas contigo mismo ni con los demás. No se trata de una maratón. No se trata de llegar a ningún sitio. Si hoy intentas coger la punta de tus pies, pero resulta que no llegas, no te preocupes: es perfecto así. No se trata de ver hasta donde llegas, sino de disfrutar del camino… y cuando menos te lo esperes, verás que aquello que al principio te parecía imposible, es una realidad. No compitas contigo mism@. Tampoco compitas con tus compañeros: se trata de una práctica de interiorización.

¡No te olvides de ti mism@ cuando termines la práctica! Ya ha llegado el final, ¡lo has conseguido! Quizás la clase haya sido un poco más dura, quizás haya sido suave… no importa, el caso es que estabas ahí y has llegado al final. Agradécete a ti mism@ el haberte brindado la oportunidad de tener ese momento presente para ti.

¡Namasté!

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