Hay un hermoso pasaje en la historia de la Ramayana que merece mención aparte. Cuando se encuentran en sus años de exilio, los protagonistas de esta historia (Sita, Rama y Lakshmana) conocen a todo tipo de sabios y vencen a numerosos demonios. Sin embargo, Sita, símbolo de la Sabiduría, viendo que Rama está dispuesto a terminar con todos los rakshasas que se encuentra en su camino, le dedica unos hermosos consejos para que recuerde que debe proteger a todas las criaturas de la existencia.

Sita, la de hermoso corazón, insta a su esposo a que, con independencia de cuál sea la naturaleza del ser al que hemos de respetar y del que debemos valorar su vida.

Esta disertación contiene dentro de sí uno de los grandes principios del Yoga: Ahimsa, la no violencia.

La no-violencia debe ir encaminada hacia todos los seres y todos los fenómenos de la existencia. En muchas ocasiones, un aspecto que nos desagrada a los sentidos, una actitud, una palabra, un pensamiento pueden desencadenar en nosotros reacciones de adversidad y de odio. Sita va más allá, Sita defiende el derecho de los demonios que no causan daño alguno a ser respetados con independencia de su propia naturaleza. Del mismo modo que cualquier ser o circunstancia no ha de ser discriminado por su naturaleza, por lo que se espera de él.

Muchas veces, en nuestra vida, rechazamos y sentimos aversión a criaturas humanas y no humanas que difieren de nosotros en distintos aspectos, pero que no nos han dañado personalmente. A veces nos dejamos llevar por los prejuicios y los juicios de valor, pero esto solo nos lleva a cultivar la tensión y a alejarnos de la paz interior. Sita describe tres grandes debilidades: la lujuria, la mentira y la crueldad. De ellas extraemos Bramacharya (la contención de las pasiones), Satya (ser veraces) y Ahimsa (no ser violentos). Sita se preocupa de que Rama se haya dejado llevar por la última de las pasiones y que haya desarrollado en si mismo el ansia de matar: aunque posteriormente él la consolará explicándole que es su deber respetar su palabra y proteger a aquellos sabios que causan bien a las demás criaturas, del texto de Sita podemos extraer profundas enseñanzas que nos llevan a dirigir una mirada hacia nosotros mismos.

En muchas ocasiones, nos dejamos llevar por la pasión, por los instintos más bajos, y entonces encontramos un cierto placer cuando causamos daño a otras criaturas. Quizás no estemos hablando de cometer una locura, pero a veces nos amparamos en palabras hirientes, en actos de linchamiento, ya sea por escarnio público o bien, como ahora parece que estamos más acostumbrados, mediante las redes sociales. Hemos de contemplar ahimsa, la no-violencia en cada momento de nuestra vida, en cada acto, en cada palabra, en cada pensamiento, porque hemos de ser portadores de lapaz y de la protección para todas las criaturas, si queremos que nuestro ser se manifieste puro y lleno de paz.

Disfrutemos, por tanto, de las hermosas palabras que Sita dedica a su amantísimo esposo:

El discurso de Sita sobre el respeto a todos los seres

Después de que Rama dijera adiós a Sutiksna, y mientras continuaban su camino, Sita le habló con delicadeza:

“ Eres un hombre de grandes actos y, cuando consideres el asunto con cuidado, estoy seguro de que te darás cuenta de que el dharma es muy sutil.

Hay tres grandes debilidades que surgen con el deseo. Una es la mentira, las otras dos son mucho peores: una es la lujuria por la mujer de otro hombre, y la otra es la crueldad cuando no hay causa que la justifique. Nunca has mentido, Rama, y nunca lo harás. Nunca has codiciado a las mujeres de otros y nunca has violado el dharma con tus actos. Tan solo un hombre incapaz de controlar sus sentidos haría estas cosas, y yo sé que tu disciplina es perfecta.

Pero la tercera debilidad a la que sucumbe el hombre a causa de sus pasiones, infligir violencia y crueldad sobre otros seres sin ninguna razón o discordia, esa debilidad parece estar presente en ti. Prometiste matar a los rakshasas en combate para proteger a los sabios que viven en el bosque de Dandaka. Es esto lo que os ha traído a ti y a tu hermano a este bosque, armados con vuestras flechas y arcos.

Me inquieta bastante verte así. Te conozco bien y me preocupa tu bienestar, ahora y en el futuro. Nuestro viaje al bosque de Dandaka me ha llenado de ansiedad y me siento intranquila. Escucha y te diré por qué.

Ahora que tú y tu hermano estáis aquí, y que ambos estáis armados, os encontraréis con muchas criaturas en el bosque. Inevitablemente, os sentiréis tentados a utilizar vuestras armas. Así como el combustible seco estalla en las llamas cuando se le acerca el fuego, así también las pasiones del kshatriya se encienden cuando tiene un arco a mano.

Hace mucho, hubo un asceta que vivía en algún bosque habitado por aves y animales que convivían en paz, pero Indra quiso poner obstáculos en el camino del asceta. Así que un día cobró la forma de un soldado, se ciñó una espada y fue a ver al asceta. Le pidió que le guardara la espada y luego se marchó. Una vez que el asceta se quedó con el arma, la guardó con celo, incluso la llevaba consigo cuando recorría el bosque en busca de raíces y frutos, decidido a proteger aquello que le había sido confiado. Pues ese hombre que había sido conocido por su mérito ascético renunció a sus votos de asceta y su mente se inclinó por la crueldad. Comenzó a disfrutar de la brutalidad y se desvió hacia los caminos del mal. El hombre santo acabó en el infierno, y todo por la proximidad de un arma.

Te recuerdo esta historia no porque tenga la pretensión de instruirte, sino porque te amo y respeto. Espero que nunca ataques a los rakshasas del bosque sin una razón, tan solo porque llevas un arma. No soporto la idea de que se mate a criaturas inocentes, ¡oh, héroe! En el bosque, el kshatriya debe utilizar su arco tan sólo para proteger a los oprimidos. ¡hay una gran diferencia entre la vida de las armas y la vida del bosque, entre los votos del kshatriya y los del asceta! Debemos aprender a respetar el código de comportamiento del mundo en el que ahora habitamos. Ya lo ves, la mente se pervierte si se acerca demasiado a las armas.

Pero si quisieras olvidarte por completo del reino y abrazar la vida del asceta, estoy segura de que mis suegros se alegrarían. Todo en este mundo, incluidas la riqueza y la felicidad, viene del dharma, no hay nada más grande que él. Los grandes hombres se esfuerzan por alcanzar el dharma sometiéndose a severas mortificaciones físicas, ya que la verdadera felicidad no proviene de la búsqueda del placer.

Disfruta de las bellezas del bosque con una mente pura, amor mío. Tú sabes lo que se puede saber acerca d estas cosas en los tres mundos, y yo he dicho esto desde mi atolondramiento femenino ¿Quién podría enseñarte a ti algo sobre el dharma? Pero discute con tu hermano lo que te acabo de decir, y luego haz lo que te parezca mejor.

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