En este artículo nos centraremos en el pasaje que relata el encuentro entre Jatayu y Rama, y descubriremos cómo hemos de permanecer atentos para aprender a escuchar nuestra guía espiritual.
En el pasaje anterior de la Ramayana, en el que Ravana secuestra a Sita mediante un juego ilusorio, descubrimos cómo Maya, el mundo ilusorio, representado por el ciervo dorado, podía hacernos creer que el mundo de los sentidos es la realidad. Una estratagema de Ravana, el Ego, para secuestrar nuestra luz interior.
Rama y Lakshmana han descubierto el engaño, y ahora se disponen a buscar por todos los rincones del mundo a Sita. Pero… ¿Cómo empezar? Al llegar a la cabaña simplemente han descubierto que Sita ya no está: desconocen el rumbo que tomar, hacia dónde dirigirse o por quién preguntar. Lo único que pueden hacer es vagar y buscar en cualquier parte.
Sin embargo, pronto aparecerá la figura de Jatayu, moribundo, que guiará su búsqueda; y es este hermoso pasaje el que vamos a explorar hoy: El encuentro entre Rama y Jatayu.
Rama encuentra a Jatayu: el primer guía espiritual
Rama, al comprobar que Sita había desaparecido, comenzó a buscar desesperadamente por los alrededores. Vio entonces su velo, y supo qué había sucedido: al fin, un malvado raksasha había conseguido llevarse a su esposa. Desesperado, comenzó a deambular por el bosque llamando a Sita incesantemente, pero sin obtener respuesta alguna.
Rama lanzaba voces mientras corría de un lado al otro del bosque. Saltó, brincó y dio varios giros como si estuviese loco,. No podía quedarse quieto, así que atravesó el bosque, las montañas, los arroyos y los ríos y, aunque buscó en todos los rincones del bosque, no encontró ni un rastro de su amada.
Entonces vio un ave tendida en el suelo y cubierta de sangre, por lo que corrió iracundo hacia ella, pensando que seguramente la hubiera devorado. Pero, con el escaso hilo de vida que aún le quedaba a Jatayu, le explicó qué había sucedido: cómo Ravana había secuestrado a la hermosa Sita y cómo él había intentado impedirle que siguiera su camino sin éxito y, ahora, ambos se dirigían al sur. Rama, desolado por el triste final del ave, le honró con los debidos ritos funerarios, y se dispuso a prepararse para encontrar y dar muerte al malvado Ravana.
Significado y simbología
Este encuentro entre Rama y Jatayu está cargado de un simbolismo muy espiritual. Jatayu es un buitre y en las culturas orientales esta ave es considerada como una intermediaria entre lo divino y lo humano que guía hacia el encuentro con lo Sagrado (llámalo Energía, llámalo Dios, llámalo como realmente quieras), al igual que los ángeles de la cultura judeocristiana; o bien representando los Swamis y Maestros de la India que enseñan al discípulo cuál ha de ser su sendero; o simplemente nuestra guía interior amparada en la intuición.
Así pues, Rama, al descubrir a Jatayu, por fin puede saber qué ha sucedido, ya que este le revela la identidad del rakshasa que ha secuestrado a su esposa. Como guía espiritual, ahora Rama puede comenzar a buscar teniendo un objetivo que seguir.
Nuestra porpia guía espiritual
En el camino de la introspección, cuando descubrimos que existe una luz dentro de nosotros, una esencia que hemos perdido y que debemos comenzar a buscar, al principio nos encontramos con dos estados: la desesperación y la pérdida. Deambulamos de un lugar a otro (literal o metafóricamente) en busca de esa luz: probamos a meditar, probamos a hacer alguna actividad introspectiva, probamos el Yoga, el Tai-Chi, el mindfulness… Escuchamos las palabras de un sabio, de otro, leemos un libro interesante que nos revela algo, pero no conseguimos vislumbrar el sendero.
¿Y cuánto tiempo dura este estado? La respuesta es sencilla: hasta que estés preparado.
Cuando el alumno está preparado, aparece el maestro
Vagas durante mucho tiempo en busca de algún camino o alguna pista que te diga por dónde has de empezar, cómo has de buscar esa luz interior y, sin embargo, parece que no hay ninguna respuesta, que nada surge ni aparece. Entonces puede devenir la desesperación, la desidia, la negación de que realmente exista algo más en ti que lo que ya conoces… y es en ese momento cuando te alejas completamente del camino.
Para poder encontrar es necesario convertirse en un buscador. Y el que busca ha de mantenerse muy alerta: observar cada momento, cada detalle. Como un alumno ávido de conocimiento, que fija su mirada en el Maestro intentando interiorizar cada palabra, cada frase, gesto y término, para así aprender. Y cuando en ti se despierta el alumno, encuentras que en cada uno de los momentos de la vida, con sus diferentes circunstancias, con sus fenómenos y sus cosas puedes hallar esa guía espiritual, esa luz que, ese Maestro que dirija tus pasos.
Sobre Ángeles, Maestros y Guía Espiritual
Hablamos de guía espiritual, hablamos de espiritualidad, de luz interior, de búsqueda interna… y puede que esto sea fácil de asimilar y encontrar que ya tienes la guía que marque tu camino, o bien que esto choque con nuestras propias creencias y encontremos en la terminología cierta aversión, pues nos encontramos muy lejos de este sistema de creencias en el que existe un Demiurgo y unos seres celestiales –o algo parecido- que se van a manifestar frente a nosotros para guiarnos hacia no se sabe dónde.
En realidad, todo podría ser… Pero todo puede ser únicamente en el universo de cada uno de nosotros. En algunas tradiciones, para algunas personas, la guía que aparece es un ángel, para otras personas es la manifestación de alguna divinidad y, para otras, es simplemente aprender a escuchar nuestra voz interior, esa voz despojada de los pensamientos egóicos y que expresa lo que realmente queremos en nosotros.
Así pues, no se trata de esperar a que venga un ser descendido del cielo a darnos guía, no hablo de eso. Cuando hablo de una guía espiritual, simplemente me refiero a “algo” que señale el camino por donde debes ir. Puede aparecer como un texto, puede aparecer como una palabra, puede ser algo progresivo que en tu vida vaya sucediendo, puedes verlo en la figura de algún santo, swami o mahatman… o como simple intuición: un sentimiento fuerte que te hace dirigirte hacia un determinado camino. Sea como fuere, la forma no es lo que importa, las creencias tampoco importan, lo único que necesitamos es permanecer alertas y conscientes.
Así pues, para encontrar la guía, el camino que te lleve a acercarte y a recuperar tu luz interior, permanece atento, alerta… Conviértete en un verdadero buscador.