La Muerte de Dasaratha
Cuando Rama, Lakshmana y Sita han partido, Kausalya va en busca de Dasaratha, que se encuentra henchido de dolor por la pérdida de su hijo. Ella le pide explicaciones, pues no encuentra aún un motivo que lo haya llevado a separarla de su amado hijo.
Entonces, Dasaratha, a su ancianidad, recuerda un acontecimiento que hacía mucho tiempo sucedió cuando era un joven cazador y que ahora, como un relámpago había cruzado su mente, dándole significado a todo lo sucedido de manera tan fortuita e inesperada.
Dasaratha estaba profundamente acongojado por las duras palabras de Kausalya. Fue entonces cuando recordó un terrible acto en el pasado que cometió, debido a su ignorancia, y su dolor creció aún más.
Cuando era joven, Dasaratha era un excelente arquero y cazador. Podía lanzar sus flechas con sus ojos cerrados y acertar de pleno en su presa. Así pues, gustaba de cazar en las noches oscuras, pues los animales salvajes se confiaban más.
Una noche se encontraba en el espeso bosque con sus sentidos atentos, en busca de algún ciervo al que pudiera darle caza. Entonces, a la otra orilla del río, escuchó el sonido de uno de los ciervos bebiendo agua. Acostumbrado a sus infalibles sentidos, en medio de la oscuridad tensó el arco y entonces disparó la flecha hacia el lugar de donde se oía el ruido.
El hombre cosecha el fruto de todo lo que hace, querida, ya sea bueno o malo. Y al hombre que actúa sin pensar en las consecuencias de sus acciones se le suele llamar tonto.
De repente comenzó a escuchar unos gritos profundos y horribles. Al ir corriendo hacia el lugar encontró a un joven asceta herido de muerte por su flecha. Dasaratha no podía creer lo que estaba viendo: ¡había confundido a un joven con un ciervo! Con mucho dolor, vio que la herida era mortal y que el joven iba a morir.
Esta desgracia que ha caído sobre mí la he provocado yo, estoy recogiendo los frutos por haber disparado una flecha a ciegas al escuchar un ruido.
Este, en su agonía, le explicó que era el hijo de dos ancianos que vivían en una cabaña a unos pasos de ahí, que ambos eran ciegos, y que había salido a recoger agua para que pudieran beber, pues él era sus ojos, y sin él, ambos ancianos estaban abocados a morir. Dasaratha, terriblemente afectado por lo que acababa de realizar, tomó el cuerpo yerto del joven y se fue a casa de sus padres para pedir perdón y para darle una sepultura digna.
Comprendí que por culpa de mi ignorancia había hecho algo terrible, y comencé a pensar en cómo enmendarlo.
Destrozados ante lo que había sucedido, pues su hijo era el único vínculo que tenían con el mundo, el padre le premonizó a Dasaratha que, en su vejez, perdería al hijo que más quería y que moriría de pena a causa de ello.
Así pues, Dasaratha, amargamente, recordó este momento junto con Kausalya.
Poco después, cerca de la media noche y con un dolor insufrible, el anciano rey falleció.
El rey Dasaratha murió alrededor de la media noche a causa de un paroxismo de dolor por su amado hijo. (…) Falleció como un fuego que se extingue, como el océano sin sus aguas, como el sol sin su luz.
Significado y simbología
Esta es una de las historias dentro de la gran historia que compone la Ramayana, de las muchas enseñanzas que podemos extraer de ella, nos quedamos con la figura de Dasaratha como representación de los órganos de los sentidos (los Indriyas) y con la idea del karma y de las consecuencias que pueden traer nuestras acciones.
Dasaratha como representación de los sentidos
Recuerda, en primer lugar, que cuando hablamos de la Ramayana, no solo estamos leyendo un hermoso texto con historias fabulosas, sino que, en realidad, el propio libro forma un universo de todo lo que somos y que cada personaje representa o tiene un significado especial en nuestro propio mundo, en nuestro propio Ser.
El significado Dasaratha, es el de “Diez carros”, haciendo este nombre alusión a los llamados indriyas, que son los sentidos y los órganos de acción.
Cinco son nuestros sentidos (jñamendriyas): el tacto, el olfato, el gusto, la vista y el oído.
Cinco son nuestros órganos de acción (karmendriyas): hablar, prensión, movimiento, reproducción y eliminación.
Estos sentidos u órganos de acción han de ser observados por el Testigo, el Observador, es decir, por nosotros mismos, pues en caso de que no seamos conscientes de cuál es su función, cómo actúan y cómo nos dan información del exterior y del interior, pueden ocurrir situaciones en las que la falta de dominio nos lleve a cometer actos erróneos o terribles.
En la historia, Dasaratha era famoso por su capacidad de poder cazar solo a través del oído. Así, dio caza a lo que él creía ser un ciervo y resultó ser un joven asceta que debía cuidar a sus ancianos padres.
Nos enseña la historia que si nos guiamos a través de nuestros sentidos y nuestros órganos de acción, podemos cometer terribles errores en nuestra vida, pues la realidad que de estos órganos se manifiesta puede ser ilusoria. Dasaratha, confiado en sus propias capacidades, lanzó su flecha causando un daño irreparable.
Los sentidos y las acciones no pueden encontrarse ocultas en la noche, debemos ser testigos de la información que nos da y de las acciones que realizamos, comprendiendo que estos no son nuestra última realidad, sino que el Ser, la Verdadera Esencia, se encuentra mucho más allá de ellos.
El karma
Por otro lado, la historia nos habla acerca del karma. Karma significa acción, y aquí nos relata cómo todas las acciones que realizamos en nuestra vida van a crear un fruto, y ese fruto va a ser devuelto. Puede que sea ahora, puede que sea dentro de mucho tiempo… pero todas las acciones vendrán revertidas. Por eso es tan importante sembrar acciones que nos lleven a la paz, a la generosidad, a la actitud positiva. Crear un bien porque lo que siembres en los demás, será lo que te venga devuelto.
La historia, en definitiva, nos invita a reflexionar sobre nuestros sentidos y sobre nuestras acciones.