Durante el invierno, la energía cambia de sentido y se interioriza. La Naturaleza parece haberse detenido, sin embargo, la vida bulle dentro de cada árbol aparentemente yerto, dentro de cada rincón bajo la tierra en forma de semillas, de madrigueras, en cada espacio y lugar. Un letargo que en el fondo concentra dentro de sí toda la energía necesaria para el comienzo del nuevo ciclo. De igual manera, dentro de nosotros, la energía se condensa en nuestro centro, para proyectarse hacia afuera. Aprovechamos este cúmulo para proyectarla desde nosotros hacia los demás. Virabhadrasana I, el Guerrero nº1, nos permite proyectarnos hacia afuera, dándonos las herramientas necesarias para que nuestra energía sea firme e imponente, y, con ella, nuestra mente, nuestra actitud y nuestro ser. El Guerrero I es el comienzo de la estabilidad, de la decisión, de la confianza, de la estima, del “aquí estoy: aquí y ahora” y nos ayuda a enfrentarnos a nuestros miedos y a sacar lo mejor de nosotros mismos.

¿Cómo se ejecuta?

Vamos a comenzar a ejecutar Virabhadrasana I situándonos al principio de la esterilla. Nos alineamos en  Tadasana, y de ahí, colocamos las manos en Namasté y flexionamos las dos piernas a la vez, como si fuéramos a hacer Utkatasana, pero con las manos frente al pecho. Mientras exhalamos, lanzamos la pierna izquierda hacia atrás dedicándole una apertura bastante amplia, pero procurando que nuestro pie se apoye completamente en el suelo. Observarás que instintivamente, el pie habrá quedado con los dedos hacia fuera. Esto te dará un buen apoyo. Desde esta posición, mientras inspiras, dirige las dos manos hacia el frente estirando los brazos y luego hacia arriba, por encima de la cabeza, en dirección hacia el cielo. Aquí, puedes modificar la posición de los brazos, bien colocándolos separados y paralelos entre sí, o bien ampliando la apertura de los mismos (como si estuvieras cogiendo un balón de playa por encima de tu cabeza). Ya tienes el Guerrero nº 1, a la que puedes dedicarle varias respiraciones.

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Puntos claves

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Deshaciendo la postura

Para deshacer la postura, deja que tus manos bajen y colócalas de nuevo frente al pecho, inclina tu tronco –desde las caderas – ligeramente hacia delante, y recoge en una zancada la pierna que tienes detrás. Vuelves a la posición de Utkatasana y de ella a Tadasana.

Lo que transmite, lo que significa

Guerrero nº 1 es la acción, la confianza, la seguridad, la fijación en un objetivo para conseguirlo. Virabhadra fue un gran guerrero conocido en la mitología hindú, nacido de uno de los pelos de Shiva y que ajustició a Daksha y a todo su séquito por una profunda ofensa hacia el dios y su esposa. Nació, de este modo, el poderoso héroe que, en esta postura, se le homenajea.

Como este héroe, el Guerrero nos transmite la seguridad, la confianza, la fuerza, la entereza y el sentido de la justicia. La estabilidad profunda de las piernas para asentar nuestras bases, la amplitud de nuestro pecho para proyectar nuestra energía, la profunda intensidad de la postura, nos evoca a este gran guerrero y nos permite iniciar nuestros proyectos y caminar por nuestra vida con decisión.

Los beneficios que aporta

En esta posición de piernas, se corrigen pequeños defectos en pies, tobillos, rodillas y muslos. Las caderas se flexibilizan, aportándonos mayor amplitud y movimiento, y disminuye la rigidez de hombros y espalda. Al expandirse el pecho, facilita la respiración profunda, y elimina la rigidez del cuello. Mentalmente, nos prepara para una actitud de apertura, de seguridad y confianza en nosotros mismos, mejora la concentración, la memoria y el interés.

¿Alguna contraindicación?

Si tienes alguna dolencia cardíaca, no sobrepases el tiempo en esta postura, pues es demasiado intensa. De hecho, cualquier persona sin dolencias especiales, no deberá mantenerla más de tres o cuatro respiraciones. En caso de que tengas problemas en la zona cervical o de los hombros, coloca tus brazos separados hacia arriba, o bien déjalos paralelos frente a ti. Si es severa, entonces no deberás subir los brazos.

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