Ananta, lo infinito, sin límite. Uno de los numerosos nombres de la deidad hindú Vishnú. En esta asana, abrimos los isquiotibiales y aductores y dirigimos nuestra pierna hacia el cielo para tocarlo, para sentirlo y experimentarlo.
Anantasana es una postura de lateralización y equilibrio que relaja la espalda baja, tonifica la pelvis, previene las hernias inguinales y mejora nuestra capacidad pulmonar.
A través de nuestra apertura corporal, nuestra mente también se ve beneficiada: somos más confiados, seguros. Abrimos la zona baja del cuerpo, la que se relaciona con lo instintivo, con las raíces, con la tierra, todo aquello que representa nuestra seguridad material. Perdemos el miedo a afrontar nuevas situaciones y las que afrontamos lo hacemos con energía.
Instrucciones para realizar Anantâsana
- Tumbados sobre el lado derecho del cuerpo, estiramos ambas piernas, una sobre la otra.
- Apoya la cabeza sobre tu mano izquierda.
- Acerca la pierna izquierda (que está arriba) hacia tu rostro, dirigiendo la rodilla hacia el cielo, manteniendo las piernas separadas entre sí en abducción.
- Rodea el dedo gordo del pie con tus dedos y extiende la pierna hacia el cielo, manteniendo ambos pies en flexión.
- Mantén varias respiraciones hacia ese lado y luego prueba a realizarlo del siguiente lado.
Puntos clave
- Mantén la pelvis neutra todo el tiempo. Es posible que la pelvis tienda a situarse en retroversión (una tendencia muy común). Para ello, intenta llevar los isquiones hacia atrás y crear espacio en la zona inguinal.
- Mantén activa isométricamente la postura, llevando toda la energía hacia tu pelvis, pero también crea la experiencia de alargamiento a través de los músculos. Esto te permitirá mantener el equilibrio.
- Ambos pies se encuentra en flexión y bastante activos.
- Puede que al principio la postura sea inestable y nos caigamos hacia los lados. Flexiona la pierna de abajo para tener un apoyo más amplio.
- Utiliza una cinta o algún elemento similar si te resulta difícil mantener la pierna de arriba recta.
Lo que transmite, lo que significa
Anantasana representa al dios Vishnu, en palabras de Iyengar: » Ananta es un nombre de Vishnú y también del lecho de Vishnú, la serpiente Shesa. Según la mitología hindú, en el océano primitivo Vishnú duerme en su lecho, Shesa, la serpiente de mil cabezas. Durante su sueño, un loto brota de su ombligo. En ese loto nace el Creador, Brahma, que forma el mundo. Tras la creación, Vishnú despierta para reinar en el más alto de los cielos, Vaikunth. La postura se encuentra en el templo dedicado al Señor Ananta Padmanabha (padma: loto; nabha: ombligo) Trivandrum, en el sur de India.»
La profunda apertura de caderas se conjuga con el mantenimiento del equilibrio necesario. Nuestra parte más instintiva se manifiesta, nuestra parte más racional, también se manifiesta, formando un contrapunto el uno del otro. Anantasana libera nuestros miedos, nuestros patrones, para poder manifestar todo el potencial que poseemos.
Los beneficios que aporta
A nivel físico, beneficia y distiende la región pélvica, tonifica la musculatura posterior de los muslos y los aductores, previene las hernias inguinales, alivia el dolor de espalda, elimina el cansancio y aumenta la capacidad respiratoria de ambos pulmones.
En el plano psíquico, consigue una mente más abierta, segura y equilibrada.
Activamos Muladhara, el Chakra raíz; Manipura, el Chakra de lo individual; Anahata, el Chakra del Corazón, permitiendo que en nuestra vida entre la abundancia material, que nos erijamos como dueños de nosotros mismos y que aumentemos nuestra capacidad de compartir.
¿Alguna contraindicación?
No existen importantes contraindicaciones para esta asana. Sin embargo, para las personas afectadas de escoliosis, sería interesante priorizar el lado que se necesita potenciar. En cualquier caso, siempre consulta con tu médico o especialista en caso de cualquier duda.
Hari Om.